Nuestra esperanza también nos hace posible ver el profundo dolor de nuestro mundo lastimado, caído y en tinieblas.
¿Quién pudiera entender su corazón sino solamente aquel que lo llamo de entre multitudes para su servicio?
El cuidado del misionero también es el cumplimiento el mandamiento de amar al prójimo y la expresión natural de nuestra comunión.