Veamos dos razones que nos ayudarán a dar respuesta a las preguntas anteriores:
1) Así como Pablo, somos deudores a los no alcanzados como nos enseña Romanos 1:13-15 porque ha nosotros se nos ha revelado el Evangelio y a ellos aún no. De la misma manera en que el brazo es el canal que conecta vida desde el corazón hasta la mano a través de las arterias que llevan la sangre y el oxígeno, tenemos la responsabilidad de llevar vida a aquellos que están muertos en pecado pues ellos no conocen el amor de Cristo.
2) En el plan de Dios para alcanzar a todas las naciones, Él ha llamado a todos los creyentes a ir, predicar elevangelio, bautizar a los que creen y hacer discípulos a todas las naciones. Sin embargo, no todos estamos llamados a ir a los mismos lugares, y para algunos su “ir” los mantiente en su casa y su tierra, y así se convierten en el cuerpo que envía. Pero aquellos que Él ha llamado a ir ya sea lejos o cerca, no pueden ir a menos que aquellos que están llamados a enviar obedezcan el llamado del Señor como nos enseña el libro de Romanos (Romanos 10:15).
Al final, como lo dice la Palabra (1 Corintios 3:8), seremos recompensados de acuerdo a nuestra labor, en obediencia al llamado que Dios nos ha dado.
Oremos constantemente por aquellos que ha entregado sus vidas para alcanzar este mundo perdido para Dios. El Señor desea que puedas apoyar tanto espiritual, económica y emocionalmente a estos valientes hombres y mujeres misioneros que han entregado sus vidas TOTALMENTE al servicio de la obra de nuestro Señor Jesucristo.
A eso se refieren las Escrituras cuando dicen:
¡Qué hermosos son los pies de los que proclaman el evangelio, de los que pregonan la buena noticia de la salvación!
Romanos 10:14-15