Esto va más allá de los cuidados básicos; es algo voluntario, planeado, es un compromiso de recursos compartido por todos los que pertenecen a esta misión (adultos, jóvenes, niños, obreros del campo y la iglesia). Este esfuerzo cooperativo para apoyar a los misioneros es la evidencia de la unidad por la cual Jesús oró en Juan 17.
Especialmente en una tarea como las misiones a tiempo completo, el apoyo espiritual de la iglesia es crucial. Nuestra batalla espiritual más pesada y evidente es la predicación del evangelio a los perdidos. El enemigo sabe que su tiempo de juicio se acerca y busca engañar a tantas personas como sea posible. Los poderes de las tinieblas están en constante oposición a la labor misionera. Por esto, debemos mantenernos en oración constante por cada uno de ellos, por sus peticiones, por cobertura, por nuevas fuerzas, por finanzas, salud, discernimiento, etc. Y comparta con ellos la dirección en la que el Espíritu le guió a orar y cualquier palabra, imagen o versículo que Dios le dio durante su tiempo de intercesión por ellos.
En este punto, mientras a usted le sea posible, hágale saber al misionero que usted lo tiene presente. Por ejemplo, puede enviarle un correo electrónico, una tarjeta, o simplemente un mensaje por redes sociales. Recuerde fechas importantes como cumpleaños, navidad o cualquier momento que usted tenga una palabra de motivación. Hágales saber que la iglesia no les ha olvidado y que creen en lo que Dios está haciendo en y con sus vidas.
Pídale dirección al Señor y ofrende a estos ministerios misioneros. Estas personas han decidido hacer de la gran comisión su trabajo muchas veces 24 horas, 7 días a la semana. Y como la Biblia enseña, el siervo es digno de su salario y quiénes anuncian el evangelio deben vivir del evangelio (1 Timoteo 5:17-18, 1 Corintios 9:13-14,). Comprométase a ofrendar recurrentemente, sea fiel y puntual en hacerles llegar estas ofrendas que permitan que el evangelio siga llegando a hasta los confines de la tierra.
Si queremos que los pueblos y naciones lleguen al conocimiento pleno de Jesús; alguien tendrá que ir a predicar el Evangelio.
Este alguien debe ser considerado por nosotros como un agente importante e imprescindible en la misión de Dios a la que la iglesia se dedica. Los misioneros necesitan ser cuidados, y por qué no… chineados por su familia en Cristo para que puedan cumplir con éxito la misión que les ha sido encomendada.