Id por todo el mundo y haced discípulos a las naciones

Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.

Santiago 1:22Reina-Valera 1960 (RVR1960)

 

Un hombre que esperaba afuera de una iglesia le preguntó a una persona que salía:


<<Ya se terminó el sermón?>> 

<<No, fue la respuesta. Ya se predicó pero ahora hay que ponerlo en práctica.>>


Esta historia, del libro de Irving Jensen escrito en inglés Independent Bible Study [Estudio Bíblico Independiente] presenta un buen argumento.  El conocimiento de la Biblia que se obtiene en la iglesia no está completo hasta que no se aplica a la vida.

Hermano evangelizando a tiempo y fuera de tiempo.

El hermano evangelizando a tiempo y fuera de tiempo. Campaña misionera en Nicaragua en abril del 2015.

El apóstol Santiago se inquietaba por  los creyentes que escuchaban la Palabra, pero no permitían que la misma tocase sus vidas.  La persona que lee y estudia la Biblia necesita ponerla en práctica.  De lo contrario es como un ejecutivo que se mira en un espejo la mañana en la que tiene que asistir a una importante reunión, ve una mancha grande en su corbata, y se olvida que la tiene y se va así a la reunión.

Hermanos de La Cosecha haciendo Misiones en Nicaragua. Esto fué en abril del 2015.

Hermanos de La Cosecha haciendo Misiones en Nicaragua. Esto fué en abril del 2015.

¿Cómo podemos aplicar a nuestra vida lo que aprendemos? ¿Cómo podemos cerciorarnos de que somos hacedores de la Palabra?  Jensen sugiere tres respuestas:

  1. La confesión.  Admite tu pecado y confiésalo a Dios.
  2. La Fe.  Cree la verdad.
  3. La obediencia.  Haz lo correcto aun cuando no comprendas los caminos de Dios.

Ningún sermón se acaba hasta que no hacemos algo al respecto. Entonces se convierte en un sermón que bendice a los demás por medio de nosotros.

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